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Caldosa cubana

¿Conoces La Caldosa de Kike y Marina?

¿Qué cubano no ha probado alguna vez la caldosa criolla? Sinceramente es impensable que un natural de esta tierra no se haya deleitado alguna vez con esta preparación a base de gallina, yuca, plátano, malanga, papa, las tradicionales sazones y algún que otro truco del cocinero en cuestión.

Sin embargo, un territorio del oriente del país se reserva el mérito de elaborar las más suculentas caldosas de toda la isla. Tanto es así que una de las guarachas más populares de las últimas tres décadas, se ha dedicado a este portento de la cocina.

A inicio de la década de los años 80 del pasado siglo no hubo medio cubano de prensa que no refiriera la leyenda de “La caldosa de Kike y Marina”, una preparación de leyenda.

Pero todo comenzó el 25 de julio del año 1979, cuando el profesor de Bioquímica y aficionado a la música Rogelio Díaz y otros vecinos del reparto Penas, en esta ciudad oriental, degustaron un plato que a la larga sería el inspirador de la guaracha y de un mito que aun perdura.

Aquella caldosa había sido preparada por el matrimonio de José Enrique Pérez y Luz Marina Zaldívar. Y tanto gustó a aquel profesor diletante, que de un tirón compuso un estribillo que enseguida se volvió famoso en Cuba.

La pegajosa tonada se refiere no solo al exquisito sabor del caldo, sino también a las muchas anécdotas que se habían diseminado sobre los poderes estimulantes y afrodisíacos que poseía aquel alimento en quienes lo ingerían.

Se trataba de un verdadero himno al nutritivo caldo y que sin pretenderlo convirtió a este plato en un elemento tradicional del “Balcón del Oriente Cubano”.

Luego se popularizaría mucho más aquella guaracha al asumirla como suya Inocente Iznaga, el Jilguero de Cienfuegos, a quien Díaz Castillo le cedió sus derechos.

Casi cuatro décadas después de aquel suceso inicial “La caldosa” ha sido asumida por más de veinte intérpretes reconocidos en Cuba y el resto del mundo. Hoy cuando el visitante llega a Las Tunas, en la casita donde el profesor degustara aquella exquisitez se puede leer en clave de sol el contagioso estribillo como perdurable homenaje a la sapiencia popular.

Pero más que eso, gracias a la tonada, el sabroso plato y la perseverancia de sus cocineros, nació la feliz iniciativa de erigir en las afueras de la ciudad, puntualmente en El Cornito, un restaurante especializado en dicha caldosa. Hoy este sitio hace el deleite de los viajeros que se detienen a degustar la sabrosa caldosa de Kike y Marina.

Es muy normal que entre sorbos los comensales terminen cantando la popular composición que acompaña el lugar:

♫ Un día allá en Las Tunas un viejito llegó, a la fiesta de Don Kike

Quería bailar, quería gozar, pero ya no podía caminar.

Entonces Don Kike le recetó, una taza de caldosa

Entonces Don Kike le recetó, una taza de caldosa

El viejito de un golpe se la tomó, y enseguida se puso a bailar;

El viejito de un golpe se la tomó, y enseguida se puso a cantar.

(Estribillo)

Fíjese Don Kike, fíjese Marina, con esta caldosa que bien se camina ¡Qué

bien se camina, qué bien se camina, porque esta caldosa tiene una gallina!

(Estribillo)

Un jueves Doña Lolita dio caldosa a Pirindingo,

y lo mantuvo bailando del jueves al domingo.

(Estribillo)

Cuando acababa la fiesta, llegó Kike al comité‚

después de brindar caldosa volvió la fiesta otra vez.

(Estribillo)

Y la toma el cederista, y la toma el presidente

la caldosa es sabrosita, sobre todo bien caliente. ♪