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Estatua en Parque Maceo

La historia detrás del Parque Maceo en La Habana

El Parque Maceo y su colosal complejo escultórico en honor al Mayor General del Ejército Libertador Antonio Maceo Grajales, El Titán de Bronce, es uno de los espacios públicos más populares, atractivos y sobresalientes de La Habana, Capital de Cuba.

Se trata de un hermoso espacio multifuncional, privilegiado por su posición frente al Malecón habanero, con el insigne Hospital Hermanos Ameijeiras de telón de fondo, ubicado justo entre las calles Belascoaín y Marina, en el municipio Centro Habana.

¿Su cotidiana visión? Niños correteando en su interior mientras sus padres los observan y conversan en los bancos; personas que se sientan tranquilas a ver la gente pasar, a contemplar el grandioso monumento de Maceo, el Malecón, el mar, la paz y la urgencia de la cotidianidad habanera, con sus cientos de personas subiendo y bajando constantemente de los ómnibus. Pero muchas cosas sucedieron antes de que este parque fuese lo que hoy es.

 

Parque Maceo

 

Su construcción

El dos de febrero de 1911 se convocó un concurso para construir un parque dedicado a Antonio Maceo Grajales en la pequeña extensión de tierra que quedó luego de la demolición de la Antigua Batería de la Reina o de San Lázaro. El proyecto ganador fue el del escultor italiano Domenico Boni y el diseño del espacio público fue encargado al arquitecto Francisco Centurión.

En 1916, el veinte de mayo, fue inaugurado el espectacular monumento, pero el parque no se hizo y el lugar quedó luego en estado de abandono. Pero las protestas que se sucedieron por esta situación dieron efecto, especialmente la de Emilio Roig en la revista Carteles, quien apeló a la conciencia de los gobernantes de la época, fundamentalmente a la del Secretario de Obras Públicas, Carlos Miguel de Céspedes, para que se hiciera en La Habana un parque como Maceo merecía.

Fueron entonces retirados del lugar las ranas y tinajones que habían sido incorporados como elementos decorativos, y se le añadió una aportada funeraria cedida por el contratista, que se había hecho para el cementerio de Cienfuegos y no había sido pagada por el ayuntamiento de dicha ciudad. La fuente luminosa –una taza de cemento– fue sustituida por una de piedra y una nueva protesta de Roig logró que se removiera la pérgola que situada en el lugar.

En 1960 se realizó una remodelación capital del parque y su área aumentó a treinta mil metros cuadrados y se construyó el túnel de dos metros de altura que lo une con el muro del Malecón. Más de tres décadas después, en 1996 se efectuó una reparación media en conmemoración el centenario de la caída en combate del Titán de Bronce.

Se le colocaron reflectores al conjunto escultórico, un asta de bandera, se instalaron nuevos asientos, se reparó el parque infantil, fueron sembradas nuevas plantas y se construyeron aceras. Cinco años después en 2001 se hizo la última intervención y se colocó a su alrededor un inmensa reja.

El monumento a Maceo es muy bello. Grandes figuras que representan el pensamiento, la acción, la justicia y la ley se exhiben en la superficie de su plataforma. También se admira un relieve de la madre de los Maceo, Mariana Grajales, haciendo que sus hijos juraran fidelidad a la patria y en la porción posterior se representa a la Batalla de Peralejo. Rodean al fuste cuatro relieves grandes que aluden a las hazañas del héroe. Se incluyen el Escudo Nacional y el de La Habana.

 

Parque Maceo

 

Primer diseño

El diseño original representaba un Maceo a galope sobre un conjunto de bayonetas erizadas, pero considerando que esto podía ser una seria dificultad para la compenetración y el aprecio mutuo entre cubanos y españoles, fue modificado. Tampoco figuraba en el proyecto inicial el pedestal en que fue colocada la escultura ecuestre de bronce de Antonio Maceo que corona el monumento.

Esta estatua del héroe se ubicó de espaldas al mar, siguiendo la regla escultórica que regula que se coloca frente a la tierra si se trata de un nativo y de espaldas a esta cuando es extranjero. Aunque según se dice esto causó gran polémica.

No hay habanero que no conozca el Parque Maceo, ni cubano o extranjero que pase frente a él indiferente. Siempre causa admiración. Hoy sí puede decirse que La Habana cuenta con un monumento como Maceo se merece.

Cabe esperar entonces que se le cuide y conserve con el mismo espíritu con que debe preservarse la memoria de este gran héroe de la nación cubana; y esto es un verdadero reto dada su cercanía al Malecón habanero que lo hace vulnerable ante los huracanes y otros fenómenos meteorológicos que provocan penetraciones del mar.