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Frank Fernández

Frank Fernández el pianista cubano “valor de la música mundial”

Aunque en Cuba y el mundo lo conocen como Frank Fernández, el verdadero nombre de este gran pianista cubano, catalogado como un valor de la música del planeta por la crítica y por 34 países, es Francisco Fernández Tamayo.

Se inició en el piano a los cuatro años, a esa temprana edad comenzó a tocar “de oído” y su primera maestra fue su madre Altagracia Tamayo, quien era la directora de la Academia de Orbón en Mayarí, Holguín, pueblo natal de esta figura cimera de la pianística cubana.

A lo largo de su grandiosa vida artística ha interpretado prácticamente todos los géneros de la música clásica y también de la popular. Sus magníficas composiciones, orquestaciones, producciones discográficas también han deleitado a sus admiradores en todo el mundo y grandiosa igualmente ha sido su labor como pedagogo, promotor cultural e investigador.

Ha sido director de importantes espectáculos, ha dejado su impronta en el movimiento de la Nueva Trova, así como en las escuelas de arte del país, la televisión y el cine cubanos, sin contar las numerosas salas de concierto de la isla que han sido honradas con su presencia.

Precisamente por su labor como formador de las nuevas generaciones de pianistas le fue otorgado en 1999 por el Instituto Superior de Arte (ISA) el título de Doctor “Honoris Causa en Arte”.

El maestro Frank Fernández ha formado a grandes intérprete cubanos, cuyas trayectorias individuales han sido reconocidas con más de treinta premios en numerosos certámenes internacionales. Baste mencionar que entre estos galardonados figuran Jorge Luis Prats, Víctor Rodríguez, Ulises Hernández y Leonel Morales, por citar algunos.

El gran Frank Fernández ha escrito nada menos que 650 obras para formatos tan disímiles como los coros, sinfonías, ballet, así como para agrupaciones de música popular, telenovelas, bandas sonoras para el cine. Además ha trabajado con talentosos músicos y compositores cubanos como Silvio Rodríguez y Pancho Amat, entre otros.

Y quiénes fueron los formadores de este gran artista, cuáles son los cimientos de su obra. Pues su profesora Marta Rojas, alumna nada menos que Alexander Lambert, un discípulo del gran compositor astro húngaro Franz Liszt. Gracias a ella pudo apropiarse de los elementos fundamentales de la pianística del siglo XIX.

Otro de sus grandes maestros fue Víctor Merzhánov, Profesor Emérito en el Conservatorio Tchaikovski de Moscú, en el cual Frank concluyó sus estudios con Summa cum laude, ("con máximas alabanzas") el reconocimiento concedido a un "rendimiento sumamente destacado".

A esto se suman su muy temprana conexión con los más destacados exponentes de la música popular tanto cubana como latinoamericana; así como sus amplias investigaciones acerca de las obras de Ignacio Cervantes, Ernesto Lecuona y Manuel Saumel y las grabaciones que hizo de las creaciones de estos grandes compositores cubanos; todo lo cual le permitió dominar el gigantesco caudal de la más elevada y tradicional música cubana.

De este cubano excepcional se ha dicho que es un fenómeno irrepetible, "un ser tocado por la divinidad", poseedor de la potencia y la fuerza de lo cognoscitivo, magistral intérprete de los más sublimes momentos de la música universal quien, por su versatilidad y virtuosismos, resulta uno de los más grandes pianistas del mundo.

Entre los principales entre los numerosos premios obtenidos por Frank Fernández figuran:

El Premio Nacional de la Música por la obra de toda una vida. Fue además, cuatro veces ganador del Gran Premio del Orquestación del Concurso Adolfo Guzmán; Gran Premio de Música Clásica por el disco Lecuona-Gershwin; Premio de Honor en el CUBADISCO (por el trabajo de toda una vida), Premio CUBADISCO 2002 en la categoría Música Instrumental (por la música original de la muy gustada Telenovela Tierra Brava), entre muchos otros lauros.