Skip to main content
Reyes Magos

Cómo volvieron los juguetes de los Reyes Magos a Cuba

Hubo un largo período de treinta años (1968-1998) en que los Reyes Magos, que visitaban la isla el día 6 de enero, se ausentaron y la mayoría de los infantes cubanos nacidos en esa época creció ignorando su existencia.

¿Por qué? Según se afirma, en 1968, el gobierno revolucionario liderado por Fidel Castro, abolió oficialmente el Día de Reyes y la Navidad, por tratarse de celebraciones religiosas no acordes con la ideología marxista que sustentaba a la revolución socialista que se había impuesto en la isla.

En 1970, con el argumento de que llegaran a todos los niños cubanos, aprobó la venta en julio de juguetes racionados a razón de tres por niño: uno “básico” (de mejor calidad y un precio superior a los cinco pesos) y los dos llamados “adicionales” que eran más baratos. Ciertamente todos podían ser pagados por cualquier cubano trabajador.

Tiempo después esta repartición varió. Se mantuvo el “básico” pero los dos adicionales se dividieron en “no básico” y “dirigido”, este último de mucha menor importancia que costaba muy poco. La edad para optar por juguetes también se limitó a los niños de 0 a 12 años.

Luego llegó otro método para adquirir juguetes que consistía en un sorteo. Se colocaban bombos con la numeración de la libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento) de cada familia y estas recibían un número que les indicaba en cuál de los cinco días habilitados para comprar juguetes, le correspondía ir a la tienda específica en que le “tocaba” comprar para adquirirlos.

Por supuesto, quienes compraban el primer día se agenciaban los mejores juguetes y los padres que lo hacían en los días finales tenían que conformarse con lo que quedaba.

La situación se tornó aún más difícil a inicios de la década del noventa cuando cayó el Campo Socialista y comenzó la profunda crisis económica que el gobierno llamó “Período Especial”. Los niños de las familias de menos recursos vieron alejarse la posibilidad de tener juguetes.

Y los Reyes Magos pasaron a ser parte de las historias que contaban los padres y abuelos. Así fue hasta 1998 en que se produjo la visita del Papa Juan Pablo II y el gobierno por decreto legal declaró el 25 de diciembre como día festivo de Navidad y con este hecho la tradición del Día de Reyes, que estaba dormida pero no olvidada, volvió a instaurarse en Cuba.

Comenzaron a venderse juguetes nuevamente, esta vez en las tiendas recaudadoras de divisas y a precios exorbitantes para la clase trabajadora. A pesar de esto los padres, haciendo grandes esfuerzos y sacrificios logran reunir el dinero para comprar los juguetes y colocarlos el día 5 enero por la noche alrededor del árbol de navidad o debajo de la cama.

Muchos han vuelto a revivir la ilusión en sus hijos de que son los Reyes Magos Baltazar, Melchor y Gaspar quienes traen los juguetes y le dicen a los pequeños que pongan agua y hierba para recibirlos. Otros le cuentan a sus hijos la verdad, les dicen son ellos quienes compran los juguetes y los colocan. Algunos niños aceptan dicha verdad y otro prefieren ignorarla y seguir creyendo en el mito.

Los que cuentan con un presupuesto limitado, tratan de guiar los deseos de los pequeños hacia cosas que se ajusten a este, para evitarles decepciones cuando no llegue el juguete caro que pidieron.

Pero lo bueno de toda esta historia es que la alegría volvió a la mayoría de los hogares cubanos cada 6 de enero, un día en que ambos, padres e hijos, son premiados: los pequeños con el juguete anhelado, los mayores, con la felicidad de sus seres más amados.