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El Teatro Sauto: Monumento Nacional, orgullo y símbolo de la Atenas de Cuba

El Teatro Sauto de Matanzas, Monumento Nacional, es una esplendorosa joya arquitectónica de estilo neoclásico, con acústica perfecta, paradigma de las grandes obras del arte y la cultura de Cuba, que constituye un símbolo de la urbe matancera, también llamada La Atenas de Cuba y motivo de orgullo de sus habitantes.

Este magnífico coliseo con capacitad para 775 espectadores, que en varios detalles asemeja a la famosa Scala de Milán, fue diseñado por el arquitecto italiano Daniel Dall'Aglio y fundado el 6 de abril de 1863. Es el primero de la trilogía de los teatros clásicos cubanos, considerado el más funcional, elegante y mejor dotado de los escenarios del interior de la isla, cuya impecable acústica se debe a que fue concebido como la caja armónica de un instrumento musical.

En sus escenarios se han presentado grandes figuras del arte universal, extranjeras y nacionales: las primas ballerinas assolutas Alicia Alonso y la rusa, Anna Pavlova; el tenor italiano Enrico Caruso, el gran compositor cubano, Ernesto Lecuona;  la actriz Sara Bernhardt,  el dramaturgo y Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente; el bailarín español, Antonio Gades, la actriz y cantante Libertad Lamarque, y el Maestro Leo Brouwer, compositor, guitarrista y director de orquesta de la Isla. También en sus salas jugó una partida simultánea el genio del ajedrez, José Raúl Capablanca y fue entonado en público, por primera vez, en 1899, el Himno de Bayamo o Himno Nacional de Cuba.

Su construcción se realizó entre 1860 y 1863, aunque ya desde 1858 esta se gestaba por hacendados y comerciantes quienes habían iniciado la colecta para la obra, que fue incluso autorizada por el gobernador civil de Cuba. Finalmente fue elegida entre seis proyectos y aprobada por el ilustre y célebre ingeniero cubano Francisco de Albear y Lara y se inició su edificación. Durante el proceso constructivo sucedió el extraordinario descubrimiento de otro de los símbolos de Matanzas: las Cuevas de Bellamar. Halladas en el lugar en el cual era extraída la cal que se utilizaba en las obras del teatro.

Cuenta con cuatro fachadas observables desde cualquier ángulo que se las mire. La más llamativa es la principal, jónica, con pórtico y una planta alta de igual nobleza, coronadas por un frontón rectilíneo de óculo central. Mientras que en las laterales resalta la galería de los fumaderos, que aporta profundidad y sombra entre las partes del frente y los camerinos. La posterior, por su parte, de orden dórico, es sobria.

En el interior la disposición de los espacios es muy funcional y su decoración, detallada a la vez que sobria. La forma de herradura de su sala hace que el coliseo clasifique en la familia de los teatros “a la italiana". Como hace un siglo, la campanilla que anuncia el comienzo del espectáculo, sigue escuchándose desde el palco presidencial y aún se preservan en buen estado los balcones y pasillos reservados, así como el área en la cual se situaba la claque. La sala principal, por su parte, está circundada por tres palcos y posee una glorieta interior que, al erguirse, se convierte en pista de baile.

El vestíbulo lo adornan elegantes estatuas de mármol de diosas griegas mientras que el techo está decorado con frescos de 8 musas, y como curiosidad, no se sabe por qué está ausente Polimnia, la Diosa de la Elocuencia. También se dice que específicamente la primera silla de la fila número seis, es el lugar de mejor acústica, y que se desconocen los factores físicos que determinan esta singularidad.

El título de Monumento Nacional  le fue concedido al Teatro porque su arquitectura, diseño interior y telón original de madera en el cual se representa el puente de  La Concordia que cruza el río Yumurí, se han respetado estrictamente hasta la actualidad.

El Sauto tuvo varios nombres a lo largo del a historia: Esteban fue el primero, en honor del gobernador del territorio, Pedro Esteban Arraz; Colón,  después por el descubridor de América; más tarde, Martí en homenaje al Apóstol; La Vigía, por hallarse en la plaza homónima cercana a los ríos San Juan y Yumurí. Hasta que finalmente adquirió el actual, como tributo a uno de los mayores benefactores de la ciudad, vecino del lugar y gran amante de las artes el doctor en Farmacia Ambrosio de la Concepción Sauto y Noda.

Hoy es subsede del Festival Internacional de Ballet, del evento Mayo Teatral, del Festival Internacional de Teatro de Títeres y de importantes eventos nacionales,  Los días de la Danza, Danzando y Cubadanzón.