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Museo Nacional de Artes Decorativas, recinto cubano del refinamiento y el buen gusto

En la calle 17 del barrio de El Vedado, en La Habana, Capital de Cuba, se erige majestuoso un palacete marcado con el número 502, que llama la atención por su elegancia y nobleza, se trata del Museo Nacional de Artes Decorativas, que originalmente era la residencia de Maria Luisa Gómez Mena, Condesa de Revilla de Camargo.

La mansión, diseñada por los arquitectos franceses P. Virad y M. Destugue, fue construida en entre 1924 y 1927. Se dice que en las décadas del 40 y 50 del pasado siglo XX, recibió las ilustres visitas de la Duquesa de Alba, los Condes de Barcelona y los Duques de Windsord.

Tras el Triunfo de la Revolución en el año 1959, la familia Gómez Mena, que era una de las más acaudaladas de la nación, salió del país y la vivienda, con todo su contenido, pasó manos del gobierno cubano. En 1964, justo el 24 de julio, reabrió sus puertas como Museo Nacional de Artes Decorativas con una colección de más de 33,000 piezas de gran valor artístico e histórico.

Entre los objetos figuran varios procedentes de los reinados de Luis XV, Luis XVI y Napoleón III; piezas originarias del oriente, ubicadas entre los siglos XVI y XX; las manufacturas francesas de Sèvres, Chantilly, París, y Limoges, así como las inglesas Chelsea, Derby, Worcester, Staffordshire y Wedgwood.

La institución posee 12 salones expositivos: El Salón Principal, el de Lacas Orientales, el Vestíbulo, el Comedor, Neoclásico, Sèvres, Boudoir Segundo Imperio, Inglés, Oriental, Baño Principal, Ecléctico y Art Nouveau Art Dèco.

El único de ellos que conserva la decoración y los muebles originales de la época en que fue construida la residencia es el Salón Principal. Sus paredes están recubiertas con boisseries y su mobiliario reúne los estilos Transición, Regencia y Rococó. A este último pertenece la cómoda situada en un lugar preferencial de la sala, hecha para el castillo Sceaux por Simoneau. También se exhiben dos vasos grandes de porcelana china pertenecientes al período Qienlong, siglo XVIII, así como, porcelanas de Meissen y Sèvres.

En Salón de las Lacas Orientales resaltan una serie de mamparas chinas de los siglos XVII, XVIII y XIX, originarias de la provincia de Chiansí, una mesa laqueada con incrustaciones en malaquita y nácar, y un librero decorado con un tema floral trabajado en marfil y hueso. El Vestíbulo, por su parte Contiene los primeros muebles de la colección con que cuenta el museo. Sobresale un conjunto compuesto de una mesa guéridon veneciana, realizada en el siglo XIX en madera policromada y estofada, con una labor de taracea confeccionada con mármoles italianos en su tapa, y cuarto lámparas con figuras de moros.

De otra parte el Comedor posee paredes recubiertas igualmente de mármoles italianos, decoradas con trofeos de bronce mercuriado; un reloj cartel con bronces de Cafieri (hijo) y maquinaria del relojero del Rey Luis XV y vajillas china, alemana, inglesa y francesa. Mientras que el Salón Neoclásico exhibe como pieza más importante un secretaire confeccionado por Henri Riesener, perteneciente al mobiliario de la reina Maria Antonieta en el Palacio de Versalles. En el de Sèvres, en cambio, llama la atención una mesa auxiliar cubierta de lapislázuli y con placas de biscuit, realizada por Adam Weisweiller.

En el Boudoir Segundo Imperio, recreado al estilo de las salas francesas del período 1852-1871, se imponen los muebles decorados con nácar, abanicos isabelinos, y porcelanas de Jacob Petit. El Inglés exhibe dos cómodas, al estilo de Adam Weisweiller, que sostienen dos vasos de Médicis de la Manufactura de Worcester. El Oriental contiene piezas asiáticas como por ejemplo las peceras de gres vidriado con trabajos florales del período Ming, una alfombra persa del siglo XVIII, entre otros objetos.

Por otro lado en el Baño Principal se aprecian piezas de tocador trabajadas en cristal con opalinas francesas, porcelana y plata, procedentes de Bohemia y de las manos de René Lalique. El Ecléctico abarca piezas de diferentes estilos y países: su obra más relevante es la escultura de marfil conocida como La Victoria coronando a la Fama. En el Art Nouveau Art Dèco se representan varios estilos en las obras de Emile Gallé, René Lalique, Louis Confort Tiffany, y Demetre Chiparus.

Otra maravilla son los jardines que rodean la esplendorosa residencia. El de Las Estaciones, situado a la derecha lo adornan estatuas mármol italiano del siglo XIX que simbolizan el verano, la primavera, el otoño y el invierno; mientras que el de Noche, ubicado a la izquierda de la casa, está decorado con esculturas inspiradas en los estilos rococó y neoclásico.

Cada rincón y objeto de este magnífico palacete atestigua la opulencia, la elegancia y el refinamiento de la aristocracia cubana de la época y narra un pedazo distinto de la historia nacional y universal.