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La Santa Cruz de Parra, la reliquia religiosa que nos legó Cristóbal Colón

Cuba dispone de la más antigua de las reliquias del descubrimiento europeo del nuevo mundo. La Cruz de Parra, tesoro histórico-religioso que marca el encuentro entre las culturas ibérica y americana, es atesorada con celo por los habitantes de Baracoa, primera villa fundada por los españoles en la isla, y ubicada a 225 kilómetros de la ciudad Santiago de Cuba.

No existe en todo el archipiélago insular una obra monumentaria que exceda en años a este crucifijo de madera, que construyera la tripulación de la "Santa María", carabela capitana en la expedición de Cristóbal Colón.

En un vistoso atolón de la bahía de Baracoa fue erigida esta cruz en los días finales de 1492, como parte de una tradición del almirante genovés y su flotilla, al llegar a distintos puntos del nuevo mundo. Sin embargo, de las 29 cruces plantadas por el descubridor para marcar los nuevos dominios de la corona española, esta es la única que se conserva, y de ahí que se le considere Monumento Nacional y tesoro de cultural de la nación cubana.

Desde su condición de única reliquia del Caribe que recuerda las andanzas del nauta genovés durante su primer viaje explorador, esta talla posee un valor casi sagrado para muchos, y por ello se le guarda y venera desde una vitrina de la Iglesia Parroquial de Baracoa, en Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas.

Fue en las proximidades de la primera villa de Cuba, donde tuvo lugar la colocación de una gran cruz arbórea por parte de los marineros. Según se sabe fue fabricada con leños de un árbol de uvilla, muy semejante a la uva caleta que crece en las costas cubanas.

En su presencia casi podemos imaginar el histórico momento en que los pobladores taínos de Baracoa, fueron atónitos espectadores del arribo de las naves hispanas. Los vigías llegaban a este punto de la costa, guiados por el Yunque, la peculiar elevación en forma de meseta que distingue al oriente del país.

A esa prominente montaña enfiló Colón sus navíos, luego de observar las humaredas de las aldeas indígenas, y habiendo situado ya con anterioridad en la Bahía de Tánamo, otra enorme cruz, como expresión de su credo y de la conquista española.

El conquistador Diego Velásquez de Cuéllar, auxiliado por algunos navegantes de Colón, tuvo la dicha de hallarla la de Bracoa 19 años después y en perfecto estado. Bajo su protectora presencia fundaría, el 15 de agosto de 1511, la primera villa cubana bautizada como Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.

A partir de entonces la Cruz de Parra ocuparía un lugar meritorio en diferentes etapas de la historia de Cuba, ciudad donde se asentó el primer Obispado Católico de la Isla, y desde donde la reliquia salía en procesiones ante cualquier eventualidad que reclamara oficios religiosos.

La madera de "La Cruz de Parra", es rojiza y de origen costero. Los estudios de datación radiocarbónica confirmaron a partir de la estructura microcelular de la madera que corresponde a la Coccolobas diversifolias, una especie que aún puede ser contemplada en los suelos calizos de la costa cubana. De dichos estudios se comprobó igualmente que tiene una edad de cinco siglos, el mismo tiempo que media entre el presente y el hallazgo de Cristóbal Colón.

Fue durante los festejos por el medio siglo de la Ciudad Primada de Cuba, el 15 de agosto de 2011, que la Santa Cruz de Parra fue declarada Monumento Nacional y Tesoro de la Nación.