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Cafetaleras

Las increíbles ruinas cafetaleras de Santiago de Cuba

Uno de los paisajes más bellos que el visitante podrá encontrar a su paso por Cuba son las ruinas de los primeros cafetales franco-haitianos de Santiago de Cuba, ubicados al sur de esa provincia oriental, y que fueron declarados en el año 2000 por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Dichos cafetales fueron plantados entre finales del siglo XVII y los inicios del siglo XIX, por emigrantes franceses y haitianos que huyeron de La Española en 1789 tras el estallido de la revolución haitiana y se establecieron en el extremo oriental cubano, en las tierras vendidas por hacendados españoles.

Y no se trata solamente de la plantación en sí, obviamente las ruinas comprenden los antiguos edificios administrativos y de los dueños. De hecho la hacienda típica cafetalera estaba conformada por la vivienda doméstica que muchas veces hacía de almacén, los senderos y las áreas agrícola e industrial de procesamiento.

En estos cafetales se realizaba todo el proceso del beneficio del café que abarcaba desde el secado, el descascarado, la trilla y la pulida en el molino, los secaderos y el horno de cal. De ahí que los cafetales tengan una enorme importancia como centros de arquitectónicos, técnicos y culturales.

Más allá de las plantaciones, existen en este lugar huellas de técnicas agroindustriales utilizadas para el cultivo del grano, e incluso los caminos y carreteras que hoy surcan la Sierra Maestra y las montañas guantanameras se deben en lo fundamental al trabajo de los colonos instalados allí.

Cerca de un centenar de estas fincas, están ubicadas en la provincia de Santiago de Cuba, abarcando la zona de El Cobre, la Gran Piedra, Dos Palmas y el Río Contramaestre, aunque también hay muchas en las proximidades de Guantánamo.

Dichas plantaciones y sus ruinas conforman un extenso cinturón cafetalero en la región sudeste de la isla, pero las ruinas más famosas de los cafetales son las ubicadas en la finca de Santa Sofía, La Isabélica y el Kentucky, cada una de ellas en perfecto estado de conservación.

 

Cafetaleras

 

Cada una de ellas son un añoso testigo del quehacer agroindustrial, de las genuinas expresiones culturales y artísticas que allí vieron la luz,; y por supuesto del esfuerzo, el sudor y la sangre de los esclavos africanos que fomentaron la riqueza de aquellos amos galos en suelo cubano.

Al incuestionable valor histórico, arquitectónico y arqueológico se incorpora el paisaje, representado por una naturaleza paradisíaca que se interrelaciona con la obra humana. Lo que destaca es la adecuada y perfecta interpretación, en la que el colono ha hecho sabio uso de ríos, arroyos y manantiales, de la accidentada topografía, de bosques y frutales para satisfacer las necesidades industriales y enriquecer su espiritualidad.

El legado arquitectónico, histórico y ambiental de estas riquezas, puede ser reconocido como un conjunto identitario, destacable además por su armónica integración al medio ambiente, y el aprovechamiento óptimo de los recursos naturales y paisajísticos, para determinar un sistema único y de atractivos naturales, de gran interés para los viajeros que lleguen hasta el lugar.

Es destacable en este sitio la presencia de paisajes bien conservados, que ha influido satisfactoriamente en la conformación del Paisaje Arqueológico de la actualidad. En su trazado resaltan las terrazas para el emplazamiento de los tendales o secaderos, el sistema de arcadas, ideado para sustentar el acueducto industrial, las represas y albercas que conservaban almacenada el agua, indispensable al proceso industrial. No hay que olvidar los trabajos de recreación de los jardines “estilo francés” con la incorporación de la rica flora criolla.

La literatura, la danza, la gastronomía, la música y la religión gestadas en estas plantaciones, con expresiones tan genuinas como la de la Tumba Francesa, se gestaron aquí, rebasando todos los testimonios arquitectónicos para proyectarse en la cultura universal. Sin lugar a dudas merece todo nuestro reconocimiento y cuidado, al tratarse del testimonio más antiguo de su tipo en el mundo.