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La Cueva de Santo Tomás, otra maravilla de la geografía cubana en las cercanías de Viñales

La Gran Caverna de Santo Tomás, declarada Monumento Nacional en 1989, es un enorme y espectacular sistema cavernario que se halla en la Sierra de Quemado, a unos 17 kilómetros del Valle de Viñales, en Pinar del Río, la más occidental de las provincias de Cuba, ubicada al oeste de La Habana, capital de la isla.

Sus cuevas son apreciadas como las más importantes de Cuba por su asombrosa extensión de 46.2 kilómetros que las convierte en la de mayor longitud de toda Sudamérica, los valiosos tesoros científicos que guarda, las zonas de sobrecogedora belleza que la decoran y sus fósiles del pleistoceno. Resulta alucinante recorrerla y observar restos de animales prehistóricos que datan de más de 150 millones de años, los especímenes propios del lugar como insectos exclusivos, escorpiones, camarones, cangrejos.

Esta indescriptible maravilla de la naturaleza cubana consistente en un conjunto de cuevas que consta de ocho niveles de formación, con galerías superpuestas que tejen un complejo laberinto el cual se despliega en distintas direcciones. Algunas se conectan entre sí, mientras que otras se interrumpieron por el desplome de sus techos y se convirtieron en los denominados hoyos de montaña provistos de una abundante y conservada vegetación, en los cuales se pueden admirar el tocororo, el canto del ruiseñor y algunas diminutas aves migratorias se refugian aquí. Esta increíble red debe su existencia a los antiguos ríos que en la actualidad están representados en el arroyo Santo Tomás, que le da nombre y sus afluentes, los cuales tributan al río La Caoba y este a su vez desemboca en el Cuyaguateje.

Antes de que Antonio Núñez Jiménez y un grupo de amigos de la Sociedad Espeleológica de Cuba exploraran este magnífico sistema cavernario y se fundara allí la Escuela Nacional de Espeleología, únicamente los campesinos de la región conocían algunas de las galerías iniciales y bocas de las cuevas abiertas de Sierra de Quemado. Los habitantes del valle homónimo visitaban desde inicios del siglo XIX la Cueva del Salón, cuyo nombre se debía a que en un compartimento de esta celebraban en ocasiones sus bailes y romerías. De otras obtenían guano de murciélago con el cual fertilizaban sus sembrados de tabaco y también utilizaban el agua de sus pozas en épocas de extraordinaria sequía en las cuales el arroyo de Santo Tomás casi se agotaba.

Algunas de estas cuevas muestran el arte rupestre de culturas indígenas precolombinas y fueron utilizadas por esclavos fugitivos (cimarrones) como refugio.

La Gran Caverna de Santo Tomás, que han sido totalmente explorada y cartografiada por la Sociedad Espeleológica Cubana, se abre diagonal a la Sierra de quemados. Sus extraordinarias galerías se formaron a causa de los arroyos que fluyen desde las impermeables formaciones de las denominadas Alturas de Pizarras, y penetran en las agrietadas y estratificadas calizas de la serranía. Las pequeñas cuencas que forman los afluentes de Peñate, El Bolo, La tierra, Santo Tomás y los Cerritos, corren hacia esta, conformando una activa y compleja red de galerías subterráneas que usan las calcificaciones y se ordenan en el interior del macizo para verter luego sus aguas hacia el valle de Quemado. Esto lo hacen por el resolladero del arroyo de Santo Tomás principalmente. No obstante, la zona de manantiales asociada a esta gran caverna se despliega a lo largo de la ladera oeste a una distancia de casi tres kilómetros al sur, lo cual es muy provechoso para los cultivos de la región.

Entre las maravillas que posee la gran caverna se encuentra la formación parietal nombrada las Cascadas del Hanabanilla, situada en la Cueva de La Vela. La cual está conformada por espectaculares cascadas de estalactitas de extraordinaria brillantez que parecen caer de más de tres metros. Alucinantes son también las electitas presentes en la Cueva Escarlata o los pinitos, una interesante formación observable en un gours o represa. Entre las espeluncas que conforman el sistema se encuentran además las cuevas del Accidente, del Segundo Cauce, de Malagón (donde se formaron las milicias luego del Triunfo de la Revolución), la de las Represas, del Abono, de Los Cristales, de René, de Mesa, Tapiada, de la Guataca, 26 de Julio, del Niño Camacho, de Otero, de las Avispas, así como los hoyos de El Café y La Palma.

Quienes se han lanzado a la aventura inolvidable de visitar sus salones, han quedado irremediablemente rendidos a sus pies y hechizados por la cantadora Princesa de Cuba, ante cuya hermosura y grandeza solo queda arrodillarse y dar gracias a la madre naturaleza por tan excelsa creación.